martes, 31 de diciembre de 2013

Consejos para el Nuevo Año



1. Eres alguien muy importante. Quiérete.

2. Valora tus amigos. Les dará seguridad.

3. Descubre todo lo que te une a los demás por encima de lo que te separa.

4. Respeta las opiniones. Así contribuirás al diálogo.

5. Aprende a escuchar, comprenderás mejor a los demás.

6. Esfuérzate por terminar bien tus tareas. Disfrutarás con el resultado.

7. Cumple con tus responsabilidades, los demás lo necesitan.

8. Trabaja en grupo. Nadie sabe más que todos juntos.

9. Comparte tus cosas con los demás. Te hará muy feliz.


10. Pon paz dentro de ti, de esta forma estarás poniendo también paz a tu alrededor

viernes, 8 de noviembre de 2013

LA BUENA VIDA




LA BUENA VIDA". Por María Teresa Bunge

 La buena vida es una construcción personal y artesanal, cuyas coreografías son un proceso de toma de decisiones. Vivir bien empieza por la decisión de vivir bien. No tiene nada de espontáneo, no es algo que "sucede", sino que se va construyendo. Considerarla un "don” o esperar que alguien nos la provea produce justamente lo contrario (sumisión, pasividad, dependencia). (...) pero la buena vida es resultado de reflexionar a cada paso cuáles son las metas que queremos lograr, qué valores forman el piso sobre el que caminamos, y como queremos construir las relaciones que nos interesan (...) Por supuesto, las decisiones a veces son sencillas, y a veces requieren bastante honestidad y coraje.(...) Resolver los problemas que se van presentando es una parte (la parte "negativa", en el sentido de resolver o disolver la dificultad), pero vivir bien implica agregar la otra parte, la concentración en la felicidad, tomando al deseo común guía, pensando a cada paso como hacer la vida más placentera, más plena. Cultivar todos los placeres, también aquellos que le dan sentido a nuestra vida, la creatividad, la solidaridad, la intimidad, el aprendizaje.

 Mi propuesta, personal y profesional, es focalizar en una forma de educación (y auto educación) que implique una actitud atenta, continua y activa en contra del sufrimiento y hacia la felicidad aquí y ahora, en la única vida que tenemos. Comprometernos en un apasionado activismo de la vitalidad, el optimismo, el respeto a la libertad de cada persona cómo y con quienes quiere vivir y morir".

domingo, 8 de septiembre de 2013

Decálogo de la Paz



1. Eres alguien muy importante. Quiérete.

2. Valora tus amigos. Les dará seguridad.

3. Descubre todo lo que te une a los demás por encima de lo que te separa.

4. Respeta las opiniones. Así contribuirás al diálogo.

5. Aprende a escuchar, comprenderás mejor a los demás.

6. Esfuérzate por terminar bien tus tareas. Disfrutarás con el resultado.

7. Cumple con tus responsabilidades, los demás lo necesitan.


8. Trabaja en grupo. Nadie sabe más que todos juntos.

lunes, 22 de julio de 2013

texto de Charles Chaplin - sobre la amistad




Sobre la amistad Texto de Charles Chaplin

Necesito a alguien que me mire a los ojos cuando hablo.
Que escuche mis tristezas y neurosis con paciencia y que, incluso cuando no comprenda, respete mis sentimientos.
Necesito a alguien que venga a LUCHAR a mi lado sin ser llamado.
Alguien lo suficientemente amigo como para decirme las verdades que no quiero oír, aun sabiendo que puedo irritarme.
Por eso, en este mundo de indiferentes, necesito a alguien que crea en esa cosa misteriosa, desacreditada, casi imposible: LA AMISTAD.
Que se obstine en ser leal, simple y justo.
Que no se vaya algún día si pierdo mi oro y no puedo ser más la sensación de la fiesta.

Necesito un amigo que reciba con gratitud mi auxilio, mi mano extendida, aun cuando sea muy poco para sus necesidades.

lunes, 20 de mayo de 2013

Cuando las cabezas de mujeres se juntan alrededor del "fuego".Simone Seija Paseyro




Alguien me dijo que no es casual…que desde siempre las elegimos. Que las encontramos en el camino de la vida, nos reconocemos y sabemos que en algún lugar de la historia de los mundos fuimos del mismo clan. Pasan las décadas y al volver a recorrer los ríos esos cauces, tengo muy presentes las cualidades
Valientes, reidoras y con labia. Capaces de pasar horas enteras escuchando, muriéndose de risa, consolando. Arquitectas de sueños, hacedoras de planes, ingenieras de la cocina, cantautoras de canciones de cuna.

Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor de “un fuego”, nacen fuerzas, crecen magias, arden brasas, que gozan, festejan, curan, recomponen, inventan, crean, unen, desunen, entierran, dan vida, rezongan, se conduelen.

Ese fuego puede ser la mesa de un bar, las idas para afuera en vacaciones, el patio de un colegio, el galpón donde jugábamos en la infancia, el living de una casa, el corredor de una facultad, un mate en el parque, la señal de alarma de que alguna nos necesita o ese tesoro incalculable que son las quedadas a dormir en la casa de las otras.

Las de adolescentes después de un baile, o para preparar un examen, o para cerrar una noche de cine. Las de “veníte el sábado” porque no hay nada mejor que hacer en el mundo que escuchar música, y hablar, hablar y hablar hasta cansarse. Las de adultas, a veces para asilar en nuestras almas a una con desesperanza en los ojos, y entonces nos desdoblamos en abrazos, en mimos, en palabras, para recordarle que siempre hay un mañana. A veces para compartir, departir, construir, sin excusas, solo por las meras ganas.

El futuro en un tiempo no existía. Cualquiera mayor de 25 era de una vejez no imaginada…y sin embargo…detrás de cada una de nosotras, nuestros ojos.

Cambiamos. Crecimos. Nos dolimos. Parimos hijos. Enterramos muertos. Amamos. Fuimos y somos amadas. Dejamos y nos dejaron. Nos enojamos para toda la vida, para descubrir que toda la vida es mucho y no valía la pena. Cuidamos y en el mejor de los casos nos dejamos cuidar.

Nos casamos, nos juntamos, nos divorciamos. O no.

Creímos morirnos muchas veces, y encontramos en algún lugar la fuerza de seguir. Bailamos con un hombre, pero la danza más lograda la hicimos para nuestros hijos al enseñarles a caminar.

domingo, 12 de mayo de 2013

Busca dentro de tí - Amado Nervo







Busca dentro de ti la solución de todos los problemas,

hasta de aquellos que creas más exteriores y materiales.

Dentro de ti está siempre el secreto; dentro de ti están todos los secretos.

Aun para abrirte camino en la selva virgen, aun para levantar un muro,

aun para tender un puente, has de buscar antes en ti el secreto.

Dentro de ti hay tendidos ya todos los puentes.

Están cortadas dentro de ti las malezas y lianas que cierran los caminos.

Todas las arquitecturas están ya levantadas dentro de ti.

Pregunta al arquitecto escondido: él te dará sus fórmulas.

Antes de ir a buscar el hacha de más filo, la piqueta más dura,

la pala más resistente, entra en tu interior y pregunta.

Y sabrás lo esencial de todos los problemas y se te enseñará la mejor

de todas las fórmulas y se te dará la más sólida de todas las herramientas.

Y acertarás constantemente, pues que dentro de ti llevas

la luz misteriosa de todos los secretos.

miércoles, 1 de mayo de 2013

El regalo de Gandhi




Si yo pudiera dejarles algún regalo
dejaría acceso al sentimiento 
de amar la vida de los seres humanos.

La consciencia de aprender
todo lo que fue enseñado 
por los tiempos que pasaron... 
Para recordar los errores que fueron cometidos y que no se repetirán jamás.

La capacidad de escoger nuevos rumbos. 
Les dejaría, si pudiera, 
el respeto por aquello que es indispensable: 
Además del pan, el trabajo.

Además del trabajo, la acción
Y, si todo faltara, un secreto:
El de buscar en el interior de sí mismo la respuesta y la fuerza para encontrar la salida...

martes, 23 de abril de 2013

José Ingenieros- del libro "El hombre mediocre"



"Cada cierto tiempo el equilibrio social se rompe a favor de la mediocridad.  El ambiente se torna refractario a todo afán de perfección, los ideales se debilitan y la dignidad se ausenta; los hombres acomodaticios tienen su primavera florida. Los gobernantes no crean ese estado de cosas; lo representan. 

El mediocre ignora el justo medio, nunca hace un juicio sobre si, desconoce la autocrítica, está condenado a permanecer en su módico refugio. 

El mediocre rechaza el diálogo, no se atreve a confrontar, con el que piensa distinto. Es fundamentalmente inseguro y busca excusas que siempre se apoyan en la descalificación del otro. 

Carece de coraje para expresar o debatir públicamente sus ideas, propósitos y proyectos. Se comunica mediante el monologo y el aplauso. 

Esta actitud lo encierra en la convicción de que él posee la verdad, la luz, y su adversario el error, la oscuridad. 

Los que piensan y actúan así integran una comunidad enferma y más grave aún, la dirigen, o pretenden hacerlo. 

El mediocre no logra liberarse de sus resentimientos, viejísimo problema que siempre desnaturaliza a la Justicia. 

No soporta las formas, las confunde con formalidades, por lo cual desconoce la cortesía, que es una forma de respeto por los demás. 

Se siente libre de culpa y serena su conciencia si disposiciones legales lo liberan de las sanciones por las faltas que cometió. 

La impunidad lo tranquiliza. Siempre hay mediocres, son perennes. Lo que varía es su prestigio y su influencia. 

Cuando se reemplaza lo cualitativo por lo conveniente, el rebelde es igual al lacayo, porque los valores se acomodan a las circunstancias. 

Hay más presencias personales que proyectos. La declinación de la “educación” y su confusión con “enseñanza” permiten una sociedad sin ideales y sin cultura, lo que facilita la existencia de políticos ignorantes y rapaces."

sábado, 13 de abril de 2013

José Saramago




Qué importa cuántos años tengo! No quiero pensar en ello. Unos dicen que ya soy viejo y otros que estoy en el apogeo.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos. Ahora no tienen por qué decir: Eres muy joven… no lo lograrás.
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo. Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, y las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada. Y otras un remanso de paz, como el atardecer en la playa.
¿Qué cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas… Valen mucho más que eso.
¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta! Lo que importa es la edad que siento.
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos. Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.
¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.

jueves, 11 de abril de 2013

Las palabras-José Saramago







Las palabras son buenas. Las palabras son malas. Las palabras ofenden. Las palabras piden disculpa. Las palabras queman. Las palabras acarician. Las palabras son dadas, cambiadas, ofrecidas, vendidas e inventadas. Las palabras están ausentes. Algunas palabras nos absorben, no nos dejan: son como garrapatas, vienen en los libros, los periódicos, en los mensajes publicitarios, en los rótulos de las películas, en las cartas y en los carteles. Las palabras aconsejan, sugieren, insinúan, conminan,, imponen,segregan, eliminan. Son melifluas o ácidas. El mundo gira sobre palabras lubrificadas con aceite de paciencia. Los cerebros están llenos de palabras que viven en paz y en armonía con sus contrarias y enemigas. Por eso la gente hace lo contrario de lo que piensa creyendo pensar lo que hace.

Hay muchas palabras.

Y están los discursos, que son palabras apoyadas unas en otras, en equilibrio inestable gracias a una sintaxis precaria hasta el broche final: “Gracias. He dicho”. Con discursos se conmemora, se inaugura, se abren y cierran sesiones, se lanzan cortinas de humo o se disponen colgaduras de terciopelo. Son brindis, oraciones, conferencias y coloquios. Por medio de los discursos se transmiten loores, agradecimientos, programas y fantasías. Y luego las palabras de los discursos aparecen puestas en papeles, pintadas en tinta de imprenta —y por esa vía entran en la inmortalidad del Verbo. Al lado de Sócrates, el presidente de la junta domina el discurso que abrió el grifo fontanero. Y fluyen las palabras, tan fluidas como el “precioso líquido”. Fluyen interminablemente, inundan el suelo, llegan hasta las rodillas, a la cintura, a los hombros, al cuello. Es el diluvio universal, un coro desarmado que brota de millares de bocas. La tierra sigue su camino envuelta en un clamor de locos, a gritos, a aullidos, envuelta también en un murmullo manso represado y conciliador. De todo hay en el orfeón: tenores y tenorinos, bajos cantantes, sopranos de do de pecho fácil, barítonos acolchados, contraltos de voz-sorpresa. En los intervalos se oye el punto. Y todo esto aturde a las estrellas y perturba las comunicaciones, como las tempestades solares.

Porque las palabras han dejado de comunicar. Cada palabra es dicha para que no se oiga otra. La palabra, hasta cuando no afirma, se afirma: la palabra es la hierba fresca y verde que cubre los dientes del pantano. La palabra no muestra. La palabra disfraza.

De ahí que resulte urgente mondar las palabras para que la siembra se convierta en cosecha. De ahí que las palabras sean instrumento de muerte o de salvación. De ahí que la palabra sólo valga lo que vale el silencio del acto.

Hay, también, el silencio. El silencio es, por definición, lo que no se oye. El silencio escucha, examina, observa, pesa y analiza. El silencio es fecundo. El silencio es la tierra negra y fértil, el humus del ser, la melodía callada bajo la luz solar. Caen sobre él las palabras. Todas las palabras. Las palabras buenas y las malas. El trigo y la cizaña. Pero sólo el trigo da pan

sábado, 6 de abril de 2013

El valor de una sonrisa - Mahatma Ghandi






"Una sonrisa no cuesta nada y produce mucho.
Enriquece a quienes la reciben,
Sin empobrecer a quienes la dan.
No dura más que un instante,
Pero su recuerdo a veces es eterno.
Nadie es demasiado rico para
Prescindir de ella.
Nadie es demasiado pobre para
No merecerla.
Da felicidad en el hogar y apoyo en el trabajo.
Es el símbolo de la amistad.
Una sonrisa da reposo al cansado.
Anima a los más deprimidos.
No se puede comprar ni prestar,
Ni robar, pues es una cosa que no tiene valor,
Hasta el momento en el que se da.
Y si alguna vez se tropieza con alguien
Que no sabe dar una sonrisa,
Sé generoso y dale la tuya.
Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa
Cómo el que no puede dársela a los demás. 

domingo, 31 de marzo de 2013

La tradición de los “huevos de Pascua”





El origen de esta costumbre viene de los antiguos egipcios, quienes acostumbraban regalarse en ocasiones especiales, huevos decorados por ellos mismos. Los decoraban con pinturas que sacaban de las plantas y el mejor regalo era el huevo que estuviera mejor pintado. Ellos los ponían como adornos en sus casas.

Cuando Jesús se fue al cielo después de resucitar, los primeros cristianos fijaron una época del año, la Cuaresma, cuarenta días antes de la fiesta de Pascua, en la que todos los cristianos debían hacer sacrificios para limpiar su alma. Uno de estos sacrificios era no comer huevo durante la Cuaresma. Entonces, el día de Pascua, salían de sus casas con canastas de huevos para regalar a los demás cristianos. Todos se ponían muy contentos, pues con los huevos recordaban que estaban festejando la Pascua, la Resurrección de Jesús.